¿Qué es el amor según una psicóloga?
El vínculo y el amor sano en las relaciones de pareja puede ser la mejor de nuestra victorias, puesto que es uno de los espacios de crecimiento más plenos que se pueden llegar a tener. Ser pareja es una conquista donde se pone en práctica lo que realmente somos cada uno de nosotros.
Por eso, el amor bien entendido es el que empieza por uno mismo.
Me atrevería a decir que casi no podemos conquistar un espacio compartido si no vencemos muchas de las batallas que llevamos dentro. Algunas requerirán más tiempo, puesto que, en ocasiones, nos pasamos la adultez superando nuestras luchas de la infancia y adolescencia.
No obstante, debemos saber que esta victoria no es abandonar nuestra lucha interna haciendo responsable al prójimo de nuestras heridas. La otra persona tendrá que elegir ser nuestro aliado y que el propio vínculo de la relación sea algo que nos ayude a sanar.


El amor es una conquista que se basa en el compromiso. No tanto del futuro, sino también del día a día. Con esto, me refiero al compromiso relacional, el de elegir a nuestra pareja cada día, en mañanas mejores y peores. Querer salir al campo de batalla seguros, o por lo menos, salir a dar lo que tengamos en ese momento.
Esta es una parte del compromiso que olvidamos muchas veces: la de elegirnos mutuamente a diario. Esto hará que, en parte, se mantenga viva la relación: cuidarse en el presente para que no se quede en un quehacer del futuro. El amor no es solo una promesa, es algo tan cotidiano como las cosas más insignificantes que pasan en el día a día.
Otras veces, pensamos que el amor son las mariposas en el estómago o la emoción que sentimos en todas las primeras veces. Pero realmente, el amor es cuando ves las heridas de tu compañero de batalla, cuando sois capaces de poneros uno frente al otro sin grandes armaduras porque es justamente un campo donde prima el respeto (otro pilar fundamental).
Cuando conoces sus malos días, sus peores peleas y sus mejores risas e historias. El amor surge cuando te desenamoras, y no hay amor más pleno que ver a tu pareja como uno de los mejores seres humanos, aliados y acompañantes, no como Dios personificado. Te enamoras también cuando aceptas y eliges seguir con un “y” y no con un “pero”.
Ser pareja requiere paciencia porque no podemos pretender ser el mejor equipo en cuestión de segundos. El amor es un proceso, y como todo proceso, sufrirá una transformación en el que no podremos dejar de ser nosotros mismos, aunque sí mejorarnos. Tampoco vamos a estar aquí, queriéndonos solo para pasear nuestro amor; hay que cuidarlo, protegerlo y entrenarlo.
Habrá tentativas por el camino de abandonar esta conquista, pero solo el amor más maduro, sano y paciente será capaz de hacer victoria. Por eso, debemos aprender a ser buenos guerreros.
Inés Peña Berenguer
Psicóloga General Sanitaria en Proyecto 3 Psicólogos y Clínica Constanza
@inesppsicologa