Una de las cosas más difíciles de la vida es tratarnos bien en momentos en los que sufrimos o cuando sentimos que el día a día nos sobrepasa.
Cuando empecé a hacer consultas privadas en 2004-2005 en un Hospital reconocido de Barcelona estaba muy pendiente de animar al otro, de ser la psicóloga perfecta que dejaba a todo el mundo contento después de la visita. Al poco tiempo, vi que esto era imposible y muy agotador para mí misma. Tuve que cambiar de dirección. La realidad era que yo tenía que acompañar a esa persona a sostener su sufrimiento para observar que es lo que se generaba desde ahí.
Y es que, estar a gusto con una misma cuando todo va sobre ruedas es estupendo, pero, ¿Qué pasa cuando el malestar se presenta y el deseo de la felicidad esperada se ve frustrado? ¿Te machacas, te culpabilizas, te comparas…?


El secreto está en desarrollar la AUTOCOMPASIÓN. Esto implica aprender a tener una relación amable contigo misma.
- La autocompasión te empuja a cuidarte con afecto y comprensión cuando experimentas sufrimiento.
- Te ayuda a frenar la autocrítica y la culpabilización.
- Te prepara para evitar negarte el propio dolor y, por lo tanto, a atravesarlo acompañándote.
- Consiste en tratarte tal y como tratarías a un niño pequeño o a otra persona importante para ti (esto lo trabajamos mucho en consulta para que la persona pueda conectar con la compasión).
- Lo contrario a la autocompasión es la autocrítica destructiva.
- Disminuye o elimina emociones difíciles de sostener como son la culpa, el sentimiento de fracaso, la vergüenza y la autocrítica.
- Permite desarrollar sentimientos de afecto y conexión con otros, pero sobre todo lo que es más difícil, contigo misma.
Aprender a lidiar con el sufrimiento te hará la vida más fácil.
Si esperas que la vida esté libre de conflictos estás destinado a sufrir. De igual manera, si no ves ni aceptas las cosas como son y te enfrascas a querer cambiar a personas y cosas que no están bajo tu control también sufrirás. Y, sabes que estas son situaciones que se dan en tu vida, así que aprender a lidiar con el sufrimiento te hará la vida más fácil.
Desde hace unos años, se ha desarrollado la Terapia de la Compasión, asociada al Mindfulness y a la relación que este tiene con el Budismo. En Oriente, la compasión se trabaja como fuente de alegría (la bondad, el desapego, la fortaleza…) y no de sufrimiento tal y como lo entendemos en la cultura occidental.
Para mí, desarrollar la compasión es algo que me es muy útil en la gestión de mi vida y de mis emociones. Y muy necesario.
Cómo psicóloga, no me imagino ya trabajar sin tener en cuenta añadir unas dosis de compasión en el cocktail terapéutico especial para cada persona y cada problema.
En fin,
La compasión es clave para mejorar nuestro bienestar físico, emocional y mental y para construir relaciones saludables y placenteras.
¿Cómo desarrollas la autocompasión en tu vida cotidiana? ¿Cómo es tu diálogo interno cuándo las cosas no salen como esperabas? Te animo a que escribas 3 maneras de involucrar la autocompasión en tu día a día y seas consciente de cómo eso te hace sentir.
Elisabet Aulet
Psicóloga y Psicoterapeuta
@elisabetaulet_psicologa