Posparto: 5 síntomas que no son de estar loca

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Rocío Villazón de Uriarte,  psicóloga sanitaria y perinatal, trae la lista de los 5 síntomas del posparto que no son de estar loca. Descubre cuáles son y su porqué.

1) Sientes una gran necesidad de quejarte

Aquí lo que ocurre es que simplemente necesitas compartir: compartir tus miedos, tus inseguridades, tus preocupaciones, tus deseos, tus dudas en cuanto al cuidado del bebé y al cuidado de ti misma…

El cambio es tan brutal que muchas veces entra la gran duda de “Si lo estaré haciendo bien…”, “Si es normal esto…” o “Si es normal aquello…”. Las personas pueden confundirlo con quejas, pero lo que la madre necesita, es soltar y desahogarse. Durante el periodo de posparto, la mujer se queda desplazada y todo el mundo se centra en el bebé, por lo que la madre necesita recuperar esa atención y cuidado del resto, tan necesario para ser capaz de cuidar a su bebé. Es importante acordarse de que, para ser capaces de cuidar, las madres también necesitan ser cuidadas.

2) Sensibilidad a tope

El posparto es una etapa en la que te estás en un estado muy vulnerable, ya que te encuentras adaptándote a esta nueva realidad. En esta fase, se abren muchas heridas de tu infancia, aparece una clara disonancia entre lo que te gustaría ser y lo que estás pudiendo ser, muchas dudas acerca de tu rol materno… Y de aquí viene la alta sensibilidad. 

3) No puedes separarte de tu bebé ni un momento. ¿Sobreprotección?

Durante el posparto, tu cuerpo reclama hormonal y emocionalmente estar con tu bebé. Tu energía psíquica va dirigida hacia tu criatura (existen conexión cerebrales específicas). Se activa un sentimiento de protección, que incluso hace que no quieras que nadie coja a tu bebé (a veces cuesta hasta que lo coja tu pareja y se lo lleve lejos de tu campo visual).

Esto mismo ocurre con los mamíferos, atrévete a cogerle a una gata recién parida a su gatito… y verás que te hará de todo menos agradecértelo. Si esto se respeta en los animales, ¿por qué no se respeta en el ser humano?. Estudios demuestran que el hábitat natural del bebé es el cuerpo de la madre. Compartir es vivir, pero se debe respetar esta conexión.

4) ¿Relaciones sociales? No, gracias.

No te apetece nada socializar, y esto es debido a que toda tu energía (de manera biológica) está puesta en el cuidado y protección de tu criatura, de ahí que no te sientas con ganas ni energía de quedar a hacer “los planes de antes”.

Esto cambiará y, seguramente, poco a poco retomes contacto con el exterior, pero al principio nos lo tenemos que permitir y, sobretodo, nos lo tienen que permitir los demás y no estar todo el rato juzgándote porque “Ya no eres la de antes” o porque “Debes de retomar tu vida de antes”…

Nunca va a ser como antes, vas a lograr adaptarte a la nueva realidad, pero va a haber muchos cambios y muchos duelos (y muchas veces, si te escuchas a ti misma, te darás cuenta de que son cambios beneficiosos para ti y tu nueva realidad). 

5)Te sientes muy sola y sin apoyo

Antiguamente, la maternidad se vivía de manera más colectiva. Las familias eran extensas, vivían en pequeños pueblos o en grupos amplios de personas que establecían entre sí una intensa red de apoyo social. El posparto se hacía acompañada.

A día de hoy, el hecho de vivir en ciudades y llevar un ritmo cardiaco para poder llegar a todo, hace que esa “tribu” desaparezca y aumente el sentimiento de soledad y la percepción de tener poco apoyo social en la madre.

Es normal que sientas que estás desbordada, ya que tienes que realizar las labores tú sola: atender al bebé, alimentarlo, sostenerlo emocionalmente, calmarlo, ayudarlo a dormir, mantener la casa en orden, hacer comidas, etc, etc, etc. Y lo duro es cuando las personas de alrededor te dicen “llevas todo el día en casa sin hacer nada y no te ha dado tiempo a…” La labor de maternar es muy dura y muy poco valorada. 

En general, debido a los cambios hormonales, psicológicos y sociales, durante los primeros días, puede parecen un sentimiento grande de tristeza (aproximadamente aparece en el 80% de las mujeres). Este estado puede aparecer al 4º día de dar a luz y dura entre 2-3 semanas.

No es patológico, si han pasado más de 3 semanas y sigues sintiendo una tristeza muy grande, es recomendable contactar con un profesional, a poder ser una psicóloga o psiquiatra perinatal. 

Es importante escucharse más en el posparto y, sobretodo, que los de tu alrededor puedan llegar a entender que esto ocurre, que no es para siempre, y que el motivo es poder conectar/vincular de manera sana con tu bebé y establecer un apego seguro.

El posparto y su impacto es un tema del que se está empezando a hablar, pero sobre el cual hay mucho desconocimiento en normas generales. Desde typwell, te recomendamos que sigas cuentas como la de Rocío, para entender más a fondo a qué puedes exponerte durante el embarazo y tras este y, desde luego, empezar terapia incluso antes de dar a luz. Si no has leído nuestro post sobre hormonas, puede ser buen momento también para echarle un vistazo.

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